Aquí al lado. Tan cerquita. Cuatro días para dejar de pensar. A unas cuantas canciones de iPod y otras tantas anécdotas de carretera. Y ¡¡chas!! llegas. Un sitio peculiar. Una ciudad que te transporta a otro tiempo. Y donde cada foto es mejor que la anterior. La vieja Lisboa. Y unas playas increíbles. Cascais. Estoril. Ericeira. Palmeras y casitas blancas. Palacios inmensos y castillos frente al mar. Y esos helados. Los culpables de mi dolor de garganta de hoy. ¡¡Esos riquííííísimos helados!! (Si alguna vez vas a Cascais, NO dejes de ir a la heladería Santini, cuando llegues sabrás por qué). A veces, las cosas están ahí. Solamente hace falta soplar un poco el polvo que las recubre para encontrarlas.
*_*
No hay comentarios:
Publicar un comentario